Reseña por Ariadna Trillas, en Rev. Nº106 Alternativa Económica, Octubre 2022
Para el autor, los avances tecnológicos y la inteligencia artificial, que permiten nuevas
formas organizativas, todavía hacen más necesario un derecho del trabajo en declive.
Habrá quien piense que la obligación de abrocharse el cinturón de seguridad o la de no
conducir cuando se ha bebido alcohol son imposiciones paternalistas que cohartan la libertad
individual. La cuestión es que con reglas de este tipo muere menos gente en accidentes de
tráfico. La sociedad sale ganando, y de ahí que las autoridades intervengan. Pues con la
regulación laboral sucede algo parecido. A la economía en su conjunto y las propias empresas
les va mejor con una regulación que proteja los derechos laborales.
Sí, el mensaje del profesor de la Universidad de Valencia Adrián Todolí va en línea contraria de
lo que venimos escuchando y leyendo desde hace más de cuatro décadas: que en una
economía globalizada, para ser competitivo, hay que ser lo más barato posible, además de
flexible. Frente a los paladines del derecho laboral, las voces predominantes en la economía
predican, siguiendo la estela del Consenso de Washington, la desregulación.