Fundación Electra

“Políticas y sistemas integrales de cuidados de largo plazo para las personas
mayores: análisis de experiencias en América Latina y el Caribe”. CEPAL, Diciembre
de 2023.

13 DE DICIEMBRE DE 2023|ENFOQUES CEPAL

“La llamada “crisis de los cuidados” provocada por la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-
19) ha revelado las desigualdades a que se enfrentan tanto las mujeres y sus familias como las personas
que trabajan en el ámbito de los cuidados y, por supuesto, quienes los requieren. En dicho contexto, el
territorio, el género, la pertenencia étnica, la clase social, la situación migratoria, las identidades
sexogenéricas y la situación de salud o enfermedad, entre otros, profundizan y perpetúan las
desigualdades socioterritoriales. Asimismo, otro hecho manifiesto es que los cuidados de largo plazo se
encuentran en crisis y requieren, también, una urgente reorganización, redistribución y revalorización
social.

Es así que en América Latina y el Caribe hay alrededor de ocho millones de personas mayores que
requieren asistencia para llevar a cabo actividades básicas de la vida diaria, en particular comer, vestirse
o bañarse, una cifra que podría triplicarse hacia 2050 y alcanzar los 27 millones de personas (Cafagna y
otros, 2019). En la actualidad, el 1% de la población total de la región —una cantidad equivalente al 12%
de las personas mayores de 60 años— es dependiente por motivos de enfermedad o discapacidad y
requiere cuidados de largo plazo (Cafagna y otros, 2019).

Se estima que en 2030 el 17% de la población será mayor de 60 años, que en 2050 esa proporción habrá
aumentado a una cuarta parte de la población (Cafagna y otros, 2019, pág. 7), y que hacia 2100 casi un
tercio de la población tendrá más de 65 años (Turra y Fernandes, 2021, pág. 14). Si se tiene en cuenta
que hay más probabilidades de que las personas mayores de 60 años presenten alguna dependencia
funcional, puede afirmarse que el envejecimiento poblacional conlleva un aumento considerable de las
necesidades de cuidados (Cafagna y otros, 2019). Sin embargo, los cuidados que pueden ofrecer las
familias en sus hogares se están reduciendo debido a los cambios que están experimentando en su
estructura, en ámbitos como la disminución de la fecundidad, la reducción de su tamaño, su
verticalización, el envejecimiento, las migraciones, los divorcios y el aumento de los hogares
unipersonales (Huenchuan, 2009; Oddone, 2020, pág. 47).

El aumento de la demanda de cuidados y el hecho de que ya no es posible ni deseable que las mujeres
continúen proveyéndolos de manera informal han generado una crisis en el ámbito de los cuidados que
hace cada vez más necesaria la corresponsabilidad social y la intervención del Estado para proveer
sistemas integrales de cuidados (CEPAL, 2010; Comas-d’Argemir y Bofill-Poch, 2021).

A fin de hacer frente a la crisis de los cuidados, los Estados de la región han impulsado, a través de
distintas Conferencias Regionales sobre la Mujer, el reconocimiento del derecho humano al cuidado y
un cambio del paradigma de desarrollo para avanzar hacia uno centrado en el cuidado de las personas y
el medio ambiente, a fin de establecer una “sociedad del cuidado” (CEPAL, 2022a). El derecho al cuidado
incluye el derecho de toda persona a acceder a los cuidados que requiera para garantizar su bienestar,
el derecho de las personas a decidir no brindar cuidados, o brindarlos en condiciones dignas, y el
derecho al autocuidado.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cuidado de largo plazo se ha definido
como: SEGUIR LEYENDO

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