En este blog, destacamos los principales avances que han mejorado enormemente la
visibilidad del trabajo de las mujeres en las estadísticas del trabajo, así como la relevancia de las estadísticas del trabajo para el trabajo de las mujeres, lo que ofrece una visión mucho más completa del mundo laboral.
El Día Internacional de la Mujer de este año lleva por lema "Inspirar la inclusión". En este blog destacamos un ámbito en el que en los últimos años se han dado pasos de gigante para promover la
inclusión, invirtiendo muchas décadas de marginación y exclusión.
Los términos "estadística" e "inspiración"; rara vez se yuxtaponen, pero las estadísticas siempre han inspirado, y han inspirado, prioridades para el cambio social. Históricamente, las estadísticas han ocupado un lugar clave en los esfuerzos por promover la igualdad de género. En la última década, estos esfuerzos han inspirado un cambio real y significativo en cómo se mide el trabajo, qué trabajo se mide y de quién es el trabajo que se mide.
Promover la inclusión en la medición del trabajo
En la mayoría de los países del mundo, las encuestas de población activa (EPA) representativas a escala
nacional son la principal fuente de estadísticas laborales oficiales.
Históricamente, la EPA se ha destacado por captar situaciones "estándar" la ocupación / working situations, mientras que las situaciones "no estándar" se reconocen como más susceptibles de caracterización errónea y/u omisión.1 Los . El trabajo ocasional, intermitente y de pocas horas de trabajo la ocupación planteó desafíos particulares, al igual que el trabajo informal la ocupación, el trabajo por cuenta propia y el trabajo de los miembros de la familia en el hogar o en empresas familiares y granjas. Las actividades de sustitución del mercado (incluidas, entre otras, la agricultura y la
horticultura de subsistencia, la recogida de agua y combustible, la confección de ropa, textiles y
muebles) planteaban retos similares.
La evolución inicial de las estadísticas del trabajo reflejaba las formas dominantes de organización
industrial y económica y las normas sociales correspondientes de la época. Esto significaba que las
situaciones laborales "estándar" la ocupación solían estar ocupadas de forma desproporcionada por hombres, mientras que las situaciones laborales "no estándar" la ocupación estaban ocupadas de forma desproporcionada por mujeres. En consecuencia, el trabajo de las mujeres ha estado sujeto a un mayor
riesgo de clasificación errónea u omisión en la EPA que el de los hombres. Las instituciones sociales que
avalan la reclusión de las mujeres, asignan un estatus elevado a su retirada del mercado laboral y/o
descartan o minimizan las contribuciones de las mujeres a los medios de subsistencia del hogar, han
exacerbado aún más estas tendencias generales en muchos países y regiones del mundo.