Fundación Electra

Reino de España: Salud laboral. Olvidan el riesgo, ocultan el cáncer profesional y eluden su compensación. Jesús Uzkudun Illarramendi 09/10/2025

“Para la Comisión Europea y su Estrategia para la Salud y Seguridad en el Trabajo 2021-27, el cáncer es el principal causante de la mortalidad laboral en la Unión Europea. Calculan que diferentes cancerígenos laborales (amianto, sílice, polvo de madera, cromo IV, cadmio, níquel, benceno, hidrocarburos aromáticos, cloruro de vinilo, aminas aromáticas, plomo, formaldehido, humos de motores diésel, aceites minerales, humos de soldadura …) son la causa de más de 100.000 muertes anuales en la UE.

Según el Comité Económico y Social Europeo, el amianto causa 90.370 cánceres anuales.
Igualmente, la OIT estima 666.000 muertes anuales en el mundo por cáncer de origen laboral.
El INSS está empeñado en ocultar la realidad, tal vez, por exigencia de las Mutuas y de las empresas
infractoras. Así el CEPROSS, (registró de EEPP en el Reino de España), recogía en 2023, 94 cánceres
profesionales, 45 de ellos en Euskadi. En el 2024, se produjo un pequeño incremento a 106 cánceres, de
los que 45 fueron en Euskadi. En los 9 primeros meses de 2025, el CEPROSS registró 94 cánceres
profesionales, de las cuales 73 son sin baja. Cifras que se sitúan a gran distancia de las estimaciones de
la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) o de los informes del Ministerio de Sanidad, que el
2015, calculó 8.700 hombres y 850 mujeres fallecidas por exposición a cancerígenos en el trabajo, así
como de las cifras europeas que, según datos aportados por CCOO, en Alemania se reconocen 6.559
cánceres profesionales, en Francia 2.118 y en Italia 1.033.

Algunos se sorprenden de que la mayoría de dichos cánceres son sin baja, olvidando el prolongado
período de latencia de estas enfermedades, pudiendo transcurrir hasta 50 años entre la exposición
laboral al cancerígeno y la expresión clínica de la enfermedad. Por lo tanto, mayoritariamente, su
aparición se produce tras la jubilación, motivando la ausencia de baja, aunque ello no es obstáculo para
tramitar la Incapacidad Permanente y mejorar la pensión, incluso, la de viudedad, tras el fallecimiento,
siempre que se reconozca el origen profesional de la enfermedad.

También es necesario diferenciar el cáncer profesional del cáncer laboral, en tanto los primeros
requieren que sea una patología incluida en el listado de EEPP y en relación con la actividad laboral
recogida en el Real Decreto 1299/2006.

Los cánceres de origen laboral, si no están recogidos en el Listado legal, requieren cambios de la
legislación. Sentencias, como la lograda por una enfermera francesa y trabajadora de noche,
relacionando el trabajo nocturno como causante del cáncer de mama que padecía, posibilita dar pasos
para ampliar el Listado de EEPP, acabando con la invisibilidad de los cánceres profesionales de las
mujeres. Por otro lado, es necesario insistir, el cáncer profesional es evitable en tanto se conoce el
riesgo y las medidas de prevención, aunque a veces requerirá sustituir el producto o realizar cambios del
proceso productivo.

Negacionismo empresarial
La afirmación de que el cáncer sea la principal causa de muerte laboral genera respuestas
“negacionistas”. Desde sectores empresariales a la judicatura, prefieren seguir culpando al tabaquismo,
aún en no fumadores, para eludir las inversiones preventivas y la responsabilidad por daños causados.
El “negacionismo” se expresa en la resistencia empresarial a evaluar el riesgo cancerígeno y adoptar
rigurosas medidas de Prevención, tratando de acallar la reclamación de futuros enfermos o que
trabajadores/as en activo, reclamen los nefastos Pluses de Toxicidad, que conllevan aceptar el daño a la
salud a cambio de un plus salarial. Por esta razón, considero importante la actividad orientada a
visualizar las enfermedades profesionales, unido a la exigencia de responsabilidad por el daño causado.
Sin dicha actividad, el “negacionismo” se impondrá, frente a la prevención de los riesgos laborales,
fortaleciendo el economicismo, vendiendo la salud a cambio de un plus salarial, se deteriorarán las
condiciones de trabajo, cerrando los ojos a la crisis climática o destrucción de la naturaleza y unos
trabajadores/as convertidos en robots, es decir, en objetos de usar y tirar.

En el Reino de España, existe un amplio consenso institucional acerca del subregistro de las
enfermedades profesionales y del cáncer profesional, en particular, entre otros motivos por la escasa
acción sindical orientada a su reconocimiento, visualización y compensación. Que no se haya reconocido
ningún cáncer de próstata como enfermedad profesional (pese a estar en el Listado), entre los miles de
trabajadores del sector de fundición, soldadura y oxicorte tras su exposición al cadmio, es un ejemplo
del desinterés por reconocer su origen profesional. Ocultación, que tampoco parece preocupar, al
Gobierno Central, Autonómicos y Autoridades sanitarias, pese a las nefastas consecuencias para la
prevención del cáncer, la pérdida de prestaciones económicas que genera a las personas enfermas y las
viudas, incluidos los costes hospitalarios que asume la sanidad pública en beneficio de las Mutuas
patronales, al ahorrarse su coste.
La asociación de víctimas del amianto

SEGUIR LEYENDO

NEWSLETTER

Subscripción a novedades, eventos y noticias de nuestra Fundación 

REDES SOCIALES

Seguínos en :