Fundación Electra

España: ¿Nuevo «Estatuto de los Trabajadores» del Siglo XXI? Escribe Isidor Boix, en su Blog 07.05.2022

Para una intensa implicación sindical desde los centros de trabajo .
En la manifestación del 1º de Mayo Yolanda Diaz, nuestra Ministra del Trabajo, anunció la
constitución en breve de una “comisión de expertos” para poner en marcha una “gran
reforma del derecho laboral” cuyo objetivo será la elaboración de un nuevo Estatuto de los
Trabajadores, el “Estatuto de los Trabajadores del Siglo XXI”, o el “Estatuto del Trabajo”
como luego también se ha definido, con más rigor en mi opinión. Nuestra Constitución
laboral en definitiva. Pone en marcha así un compromiso de este gobierno progresista de
coalición.

Bienvenido sean el anuncio y el compromiso. Toca ahora ver cómo se desarrolla, sus
contenidos y también el método de elaboración, cuestiones estrechamente ligadas.
El actual Estatuto de los Trabajadores data de 1980, con la incorporación a lo largo de estos
más de 40 años de diversas modificaciones, algunas no menores, entre ellas las nuevas normas
incorporadas por este gobierno progresista a las relaciones de trabajo. Pero es evidente que la
norma de referencia, el Estatuto de 1980, resulta ya anticuado, desbordado, necesitado de una
profunda actualización por lo mucho que ha llovido desde entonces. Bien por el anuncio y por
el empeño. Veamos qué supone este desafío para todos, para el Gobierno, para la patronal y
para los sindicatos. Para los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, para la ciudanía en
general, ya que las relaciones de trabajo constituyen uno de los ejes fundamentales de nuestra
convivencia.

Conviene ponerse a la tarea ya, sin esperar, contando con que la legislatura aguante hasta su
final para que no decaiga el trabajo realizado. Se trata, ni más ni menos, del gran convenio
colectivo aplicable a todos y todas, a los y las personas e instituciones del mundo del trabajo,
“empleados” y “empleadores” y sus diversas formas de gobierno colectivo y de relación.

No es éste un momento fácil para esta inaplazable tarea, pero los problemas, los intereses, las
contradicciones del mundo del trabajo, requieren ya de otra base de referencia general. El
covid-19, la criminal invasión rusa de Ucrania, la crisis de chips y contenedores, la inflación, las
incógnitas del desarrollo económico inmediato, próximo y global, parecen situar otros temas
en primera línea. Sus consecuencias sólo pueden abordarse asumiendo que se ha puesto en
discusión la propia globalización. Para hacerles frente no se trata de ceder a las tentaciones de
algunos, con curiosas (o no tanto) coincidencias entre polos aparentemente opuestos en el
espectro político, con prédicas para una vuelta a las autarquías nacionales o regionales
mundiales, sino de avanzar hacia la necesaria gobernanza mundial, con una nueva distribución
mundial del trabajo. Porque no es asumible que en cada rincón del planeta se fabriquen desde
las mascarillas y las vacunas hasta los aviones para el pueblo de la esquina. Y para contribuir a
tal objetivo las normas de gobierno del mundo del trabajo constituyen un elemento esencial.
A todo ello, desde España hay que sumar a este reto el fracaso del intento de establecer las
bases para la actual negociación colectiva, con el salario como cuestión central en la ruptura.

Ciertamente el salario es uno de los ejes esenciales de las relaciones de trabajo, el precio de la
venta de la fuerza de trabajo en el contrato de trabajo, tanto en el individual como en el
colectivo. Pero sería un error, un gravísimo error, que el sindicalismo se dejara atar a éste
como único problema importante hoy en las relaciones de trabajo. Llevamos años, décadas,
aprendiendo que junto al salario, indisolublemente unido a éste, hay que negociar las
condiciones de trabajo; esto es en cómo se vende la fuerza de trabajo.

Seguir leyendo en el blog del autor

NEWSLETTER

Subscripción a novedades, eventos y noticias de nuestra Fundación 

REDES SOCIALES

Seguínos en :